Es la primera entrega de tres posts en los que Adryc Manëllson nos cuenta su primer viaje mental
Weednas tardes amigos y amigas de esta verde e inmensa mar que es el mundo de María. Bienvenidos a este Diario de Bordo en el cuál mis recuerdos plasmo, y con vosotros comparto. Aquí ando en mi puente sentado, contemplando un magnífico ejemplar de #Magnum mientras de mi pipa el blanco humo de #Syrup se disipa, y su sabor aún paladeo cuando una frase inunda mi mente: Ní féidir leis an ceann scríbe a athrú…
O traducido del antiguo celta; El Destino es inexorable que dicen en la Antigua Irlanda, o que no se puede cambiar. Y eso es cierto, bien lo sé, más también sé que son nuestras decisiones y, nuestros actos los que deciden como lo afrontamos.
Algunos os preguntaréis el por qué de lo dicho anteriormente, viene a cuento de lo que os voy a contar a continuación, pues fue en esos días cuando se decidió el mío.
Fueron estos días alargándose, y los fríos muros, ya no lo eran tanto. Estaba acostumbrándome a la rutina diaria del colegio. Lejos estaba yo de imaginar que la rutina precisamente iba a ser mi constante durante la mayor parte de mi vida…
Pero a lo nuestro, el sol se mostraba en su esplendor anunciando la inminente primavera, los pájaros construían sus nidos entre alegres trinos…Y las vacaciones de semana a la vuelta de la esquina. Con ellas vendrían unos días largos de libertad y colocones cerca de la mar, y mi ansiado lisérgico viaje.
Al fin llegó el día de su comienzo, el viernes de dolor, 5 de abril. Por la tarde el patio de entrada del colegio estaba lleno de coches con las respectivas familias que venían a recoger a sus hijos. Entre todos ellos, gritando como un loco estaba Steven junto a su padre Ciarán, que se pronuncia algo así como Kíron, más tarde supe que era un antiguo nombre celta y su madre Sara, una mujer menuda y alegre como pocas he conocido, quiénes como recordaréis, habían quedado anteriormente con mi padre y el director del colegio en tutelarme durante las vacaciones. Ese fue uno de los pocos días que he llorado de alegría, pues aparte de libertad, necesitaba un poco de cariño.
Las últimas semanas habían sido duras, salvo con el padre campanero no hablaba con nadie, lo estrictamente necesario en clase, o sea, poco. La Semana Santa ese año era del 7 al 14 de abril, e Irlanda a su manera, es un país muy católico, y las familias celebraban juntas todos los oficios, misas y celebraciones. Por ello, las vacaciones comenzaban antes que ahora, y más largas, solo unos días, pero…
Hoy hace 47 años y pocos días de eso… ¿ Cómo lo recuerdo, las fechas y todo eso..?. Pues fácil amigos míos: Como os he dicho, era un ser solitario, con nadie hablaba ni mis frustraciones compartía. Solo con mi diario. Desde muy joven en él todo escribía, mis pasiones y decepciones, mis recuerdos gratos y los no tanto. No creáis que mi memoria es prodigiosa, es buena, más no tanto.
Continúo. Corrí a su encuentro alborozado y, lo abracé, saludé a sus padres, subimos al coche y tomamos el camino de Youghal… al fin libre aunque solo fueran unos días. Tras largos kilómetros de carreteras estrechas ribeteadas de muros de viejas piedras, cerca ya del pueblo, lo primero que destacaba, allí a lo lejos, era el faro, que según me contaron se construyó en el año 1202 por orden los mandamases de por aquella época.
Youghal y su whisky
Tras llegar a su casa, una vez ya instalado en mi habitación, y tras los comentarios y preguntas de rigor, corrí a la taberna donde me aguardaba Steven. Esta se hallaba en el puerto, y aunque no recuerdo su nombre, si su color rojo oscuro, casi granate, y su whisky… Esa noche la cogí buena.
Cuando pasé al interior vi que estaba sentado al fondo con otras tres personas, un hombre y dos mujeres, que supuse, serían sus amigos de los que tanto me había hablado. Y efectivamente lo eran, más solo una parte…
Me senté a su lado a la vez que los saludaba a todos, y Steven hizo las presentaciones:
–Hola Adryc, este es Harald y su chica Otta, han venido de Glasgow y les acompaña su amiga Matoya,
Para, riéndose para añadir a continuación: Es española como tú, jajjj.
Me fije en ella, mayor que yo unos cuantos años, de melena larga rizosa oscura, algo rellenita y de mirada fría.
-¿ De dónde eres..? La pregunté aparentando amabilidad, ya que no tenía yo muchas ganas de saber nada de España y lo que allí sucedía.
– De Zarautz, cerca de San Sebastián, no sé si lo conocerás… Me contesto seca.
Ya estaba, esa no me iba a caer bien, así que decidí seguir en plan amable y después pasar de ella.
– Claro que conozco Zarautz, ahí va tú, si soy de Bermeo pues. Recalcando bien el acento, jajjj…
Me devolvió una mirada nada agradable que me hizo pensar, jajj… otra vez haciendo amigos Adryc.
Steven cortó, que ya me conocía algo, interviniendo rápidamente:
–Vamos a tomar algo, ¿ Cerveza para todos..?
Y dirigiéndose a la barra pidió la consumición, regresando con las cervezas y, una botella de whisky junto con unos vasos pequeños.
–Hoy vas a hacerte un hombre, dijo riéndose. Los demás le miraron extrañados, por entonces yo aparentaba más edad de la que, en realidad tenía, y pasaba por tener 20 años tranquilamente.
–Sí es que es un niño…tiene 15 años, aunque no os creáis, solo lo es de edad.
–Tú sabrás –le espetó Harald- es problema tuyo, y si tu quieres que venga, por mí no lo hay tampoco.
Yo les miré y vi que sus caras sonreían, menos una, jajjj…Mi nueva amiga vasca.
Y mientras la conversación versaba sobre los días que pasaríamos fuera y la gente que faltaba por llegar fue cayendo la noche, y la botella con las cervezas.
Mi mente andaba perdida en alcohólicas ensoñaciones cuando me decidí a proponer que saliésemos a dar un paseo por los alrededores del pueblo, y de paso fumarnos unos petas, que ya andaba yo con ganas de ello.
-¿Veis como no es un niño..?… Dijo entonces Steven, continuándolo con un – Vámonos que ya va siendo hora.
Nos encaminamos hacia las murallas del viejo castillo que domina el pueblo, bajo las cuales hay un antiguo cementerio, hermoso, lleno de viejas lápidas y cruces cristianas con símbolos celtas, un sitio discreto y solitario. En el estuvimos fumando una hierba que tenía Otta que me dejó totalmente ido.
Al día siguiente cuando desperté el sol inundaba la habitación, y el rumor sordo del exterior atronaba mi cabeza, no recordaba ni cómo, ni cuando regresamos a casa. Tan solo un sordo dolor de cabeza recuerdo de mi excesiva recién adquirida debilidad por el whisky.
Unos golpes en la puerta me sobresaltaron, era Sara que me llamaba:
–Son casi las doce Adryc, hace un día precioso, ¿Te vas a quedar en la cama..? Vamos que el desayuno hace ya horas que te espera.
Ostras, las doce me dije, y me levanté corriendo a la ducha, que fue largaaa.
Y recién preparado baje para comenzar mi viaje, jajj….
Continuará…
Bueno amigas y amigos, espero no haberos aburrido mucho. Aún por contar queda mucho, pero el espacio es poco y mandan. Esta semana subiré la continuación de esta entrada.
También es la hora de fumar mi Boong de #Syrup.
Hasta pronto, y los mejores humos de ella a vuestra salud…
Por Adryc Manëllson. @Apez140
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