El inicio de una travesía

Fue en la vieja y bella Irlanda, tenía 14 años… Fue un amor a primera calada

Aquí sentado, mientras un peta fumo, llegan las ensoñaciones. Oigo el susurrar del viento. Y en los árboles, a sus hojas acompañarlo. La magia de la Naturaleza en bella música torna. Entre Antiguas Piedras estoy sentado, en tierras clavadas, como dedos de una enterrada garra, al cielo se alzan. Son sagradas, lugar mágico señalan.

Llegan los recuerdos, poco a poco. Comienza la travesía, poco a poco, desde el primer paso: unas breves caladas, me relajo.

Los recuerdos van fluyendo, frescos y nítidos, como si allí estuviera ahora, poco antes del día en que conocí a María.

Cannabis
Cannabis

Fue en la vieja y bella Irlanda, tenía 14 años. Fue un amor a primera calada, jaja, que algunos dirían… Pero aquel día en que me la presentó Claire, mi pelirroja bruja irlandesa, me hizo un gran regalo. Fue el primero de muchos… Claire es mi amiga, desde entonces siempre ha estado a mi lado, en los buenos momentos, cuando nacieron mis hijos. Y en los malos. Ella fue el faro que me guió a buen puerto cuando perdido en la mar de la vida estaba.

Casi cinco meses estuvo a mi lado, cuando mi cuerpo, desarbolado en el hospital, por la vida luchaba, mientras mi mente volaba por mágicos mundos. Cuando a punto de cruzar el puente de espadas estuve, y el otro lado vislumbré, fue su voz la que me trajo de vuelta a esta orilla, su mágica y bella voz, sus antiguos y mágicos cantos.

Podéis preguntarme, ¿si algo recuerdo o vi? Os lo diré con gusto:

Volé por extraños mundos, vi hadas, escuché sus cantos. Vi volar al cuervo negro. Quizá fuera el efecto de la morfina, estaba en coma, pero vislumbre la otra orilla, vi densa oscuridad… No había nada.

Ya os he contado un poco de mi infancia, pero lo que no os he dicho es que era un pieza, jaja….Acabado el curso, muy tumultuoso por cierto, aunque aprobé todo, y con buena nota, pero mi muy querida madre se empeñó en que debía mejorar mi inglés y nada mejor que hacerlo fuera de casa…

Después de muchas objeciones por mi parte: “Papá que tengo que ir de marea con el brisas, tengo apalabrada toda la temporada». Súplicas a mi abuela, nada, al final se decidió que era lo mejor para mí, que en el futuro se lo agradecería… Y se decidió que cuanto más lejos mejor.

E Irlanda lo estaba. Mi madre y yo no nos llevábamos bien, de esa manera se quitaba un problema de encima y me castigaba por mi actitud. Qué lejos estaba de imaginar qué iba a ser todo lo contrario.

Viaje a Irlanda 

En aquél tiempo las fronteras eran más relajadas, bueno en otro sentido.

¿Quién iba a sospechar de una madre y sus dos hijos, que van en verano a Irlanda..? Nadie. Entre eso, y la inconsciencia de la juventud, compré 100 gramos de costo, y lo metí dentro de un libro al que había vaciado recortando el interior de las páginas, el Tigre de la Malasya se titulaba, bien envuelto en plástico. Junto a otros dos, Las compañías blancas y el viaje de la Gipshy Moth IV,  lo metí en mi maleta. Poco imaginaba que sería el último costo que fumaría en los próximos 27 meses.

Y de golpe y porrazo me vi dentro de un coche, que avanzaba por un solitario camino irlandés, todo flanqueado de muros bajos de piedras que cerraban largos campos…unos sembrados, otros no. En estos últimos pastaban vacas, ovejas, algún que otro caballo. Todo verde como tierra,  pensé mientras llegábamos al final de este, donde se hallaba una gran casa de campo…

Mi destino cambió aquel día

En el porche nos aguardaba un matrimonio de la edad de mis padres junto a los cuáles se hallaban dos niñas de parecida edad a la mía…panochas las dos, jajaja…De ese pelirrojo que tiene el maíz. En seguida me cayeron mal, pero no había otra. Entre saludos, descargar equipaje y otros varios llegó la hora de despedirse y vi como mi madre y mi hermana se alejaban.

En fin, no voy aburriros con los detalles. Pasando el tiempo descubrí que mis padres temporales tenían muchas propiedades, con encargados que las cuidaban y en  las que vivían con sus familias. También descubrí que eran bastante laxos en cuanto a la disciplina y el orden. Podía pasar el día vagando por los campos y bosques sin ningún problema, siempre y cuando, avisase de mi intención. Me preparaban unos cuantos bocadillos, y a correr.

Era durante esos paseos cuando fumaba algunos petas. Me colocaba y vagaba sin rumbo por el campo, solo, disfrutando de mi soledad y mala suerte. Hasta entonces había pasado de las dos hermanas, no me interesaban. Pero un día paseaba con el primer peta del día por un bosque cercano a la casa, entre los árboles de bosque entreví a una de ellas. Me acerqué con cuidado, no quería que me viera. Podía haberme dado la vuelta sin más y evitar el encuentro, pero algo me impulsó a ello. No se percató de mi presencia mientras la observaba recoger hierbas del suelo hasta que, levantándose se giro hacia mí, era Claire, la más pequeña, unos meses mayor que yo, y dijo:

-Estoy aquí Adryc.

Me sorprendió, y dirigiéndome hacia ella pregunté:

– ¿Como sabías que era yo…?

-Te oí hace tiempo, además el olor de eso que fumas canta mucho. ¿ Es hachís eso que fumas..? No lo he fumado nunca. Y riéndose continuó, ¿acaso creías que no lo sabíamos..? jaja… Mi hermana y yo fumamos marihuana.

Y ante mi cara de sorpresa añadió, los ojos cuando vuelves a casa te delatan, jajaja… ¿ Me dejas probarlo?

Yo le pasé el peta, y tras dar dos caladas sus ojos tomaron un color extraño, volviendo sus grandes ojos verde gris casi transparentes.

-Unmmm…Qué bueno, vámonos de aquí que puede vernos. Y tomo por un sendero que, a través de la maleza acababa en un claro abierto al sur.

-Es mi sitio preferido, aquí vengo a pensar.

El otoño delata los bosques
El otoño delata los bosques

Nos sentamos y la dejé hacerse un peta. Nunca había hecho uno, pero cuando la expliqué como deshacer el costo y mezclarlo con el tabaco, al verla liarlo me di cuenta que tenía experiencia en el asunto. Pasamos allí el resto del día fumando, con un colocón del uno charlando entre risas.

A partir de ese momento nuestros encuentros pasaron de ser casuales a ser casi diarios. En unos de ellos me dijo:

-¿ Quieres probar la marihuana? Voy a ir con mi madre a Galway. Compraré, y si quieres te cojo un poco. Me da que te va a gustar más que el hachís.

Al principio dudé, me quedaba bastante aún, pero quería probarla, así que la di un billete de 20 libras.

-No tengo más encima. ¿Bastará?

-De sobra, y cogiendo el billete se dio la vuelta y corriendo regresó hacia la casa. Pasé el resto del día sentado en el claro… Últimamente sentía un interés inusual por su pelo rojo, y por sus ojos… Ya no era una niña panocha, de pecas llena. Su cuerpo ya era el de una joven, y me atraía… 

Al día siguiente cuando bajé a desayunar allí estaba ella con una bolsa en la mano:

-Toma un vaso de leche y vamos, hoy comemos fuera. Nos vamos a bañar al río y pasar el día fuera mamá, grito mientras salía.

A toda prisa lo hice y la seguí. Cogimos el camino del río, y al llegar nos bañamos. Fue la primera vez que la vi sin ropa y su blanco cuerpo, casi del color del nácar hizo que me lanzará a él de cabeza, jajaj…casi ni me quito la ropa. Después mientras nos secábamos al sol fumando un peta me dio una bolsa llena de cogollos, cuyo penetrante olor me atrajo enseguida.

-¿ Hago uno? La pregunté…

-No, vámonos al bosque. Ya nos hemos bañado y así mamá no se mosquea. Y dando un largo rodeo nos dirigimos a su claro.

Entre una cosa y otra era casi mediodía cuando llegamos. Claire encendió una pequeña hoguera rodeada de piedras, y nos sentamos a comer.

Una vez acabamos recogió todo, sacó una bolsa, papel, se lió un peta de hierba, lo encendió y me lo pasó:

-Para ti. Y se puso a hacer otro para ella.

Había fumado hierba antes, jaja…ocasionalmente, y siempre mezclada con tabaco, cual si costo fuera, pero nunca sola.

Las primeras caladas me hicieron toser, jaja.. y a Claire partirse de risa. Le fui cogiendo  el tranquilo,y poco a poco comencé a sentir un bienestar agradable. Estaba colocado, en principio como si estuviera fumando costo, pero poco a poco la sensación cambió…

Quizá fue el crepitar del fuego, el baile de las llamas. Comencé a percibir la fragancia del bosque, el susurro del aire.

-¿ Qué te parece? Me preguntó Claire,mientras me observaba fijamente.  Buena, contesté yo, mientras clavaba mi mirada en la suya. La percepción del color de sus ojos cambiaba, para mí al menos, casi transparentes me atravesaban, como si leyese dentro de mí, como una sensación que te embriaga.

Lió otro, la tarde pasaba lentamente y con ella mi percepción de la realidad, jaja… Los árboles cambiantes de color, reflejos extraños…

 La tarde continuaba, Claire me hablaba de viejas historias, del cuervo, de los Tuatha Dé Danann, del Lebor Gabála Érenn o Libro de las Invasiones.

Y yo la escuchaba y volaba. Su voz me llevaba a otro mundo… Mágico.

Había cogido muchos colocones antes de aquel día, pero eran de otra manera. Fumábamos y nos pasábamos el día apalancados escuchando música… casi ni te podías mover.

Este era de otro modo, mas sensorial, más luminoso… Paseamos por el bosque acechando duendes y hadas, nos reímos como locos, nos besamos.

Ese día me enamoré de Maria, y de Claire. Su canción hoy cuál si hoy mismo la cantase aún recuerdo, su bella voz…

“Las Llamas danzan… Etéreo Baile… A los Dioses, en su Honor… se alzan… Fuego Sagrado… Nueve maderas sagradas lo alimentan…”

En fin amigos, son recuerdos que a mi mente vienen, y con vosotros comparto. Espero que de vuestro agrado sean.

Y como decía el periodista Frank Delaney: “Cada prado irlandés contiene un cuento; hay un mito en cada montaña. Para las leyendas, sigue el curso de cualquier río.”

 Y es bien cierto. Pero otro día seguiremos con este viaje, ya va siendo la hora de despedirme, y de Fumar un buen Boong de SyrupA Vuestra Salud…

Hasta pronto

Por Adryc Manëllson. @Apez140

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