Entrevista a Buddha Seeds
¿Cómo empezasteis en este mundo cannábico?
Cuando éramos jóvenes, hacíamos cruces con semillas a nivel aficionado. En el mundo cannábico a nivel profesional empecé a los 20 años cuando abrí el primer grow shop de Valencia. Años después y antes de constituirnos como banco de semillas, empezamos a hacer autoflorecientes con una variedad que intercambiamos con un amigo canadiense. De aquellos cruces obtuvimos individuos autoflorecientes, entre ellos nuestra primera variedad, la enana blanca White Dwarf.
¿Qué anécdotas, recalcarías una vez que empiezas en el mundo cannábico?
Una anécdota curiosa es la alergia que he desarrollado al polen de la planta de cannabis como consecuencia a la exposición. Está descrita en los libros de los alergólogos pero no suele darse porque no es frecuente que la gente esté en contacto con el polen de esta planta.
¿Cómo salió la idea de crear vuestro propio banco de semillas?
Vimos un gran potencial en las variedades autoflorecientes, y nos sorprendió que ningún banco de semillas fijase sus ojos en este campo. Así que nos centramos en desarrollarlas y mejorarlas. No obstante, nuestro banco de genética es muy amplio y contamos con muchos contactos en este mundillo desde hace años, por lo que hemos optado no sólo por las autos sino también por las variedades regulares. Para nosotros es un gran orgullo saber que muchas de las variedades del mercado provienen de nuestras semillas.
¿En qué año fundasteis vuestro banco? ¿Cuántos años de investigación hay detrás de vuestras genéticas?
Como banco de semillas nos asentamos en el año 2005, aunque ya llevábamos tiempo trasteando con cruces a nivel semi-profesional.
Nuestro departamento de investigación es posiblemente el mejor de toda Europa y a diferencia de otros bancos, nosotros únicamente lanzamos al mercado selectas variedades. Somos más quirúrgicos, es decir, sacamos menos variedades pero lo hacemos con criterio y eso se traduce en años de investigación detrás de cada genética. No queremos saturar a los clientes ni a las tiendas.
¿Personalmente de cual de vuestras genéticas, estás orgulloso?
Estamos orgullosos de todas nuestras genéticas y de hecho nuestras variedades han servido de línea maestra para muchos grandes bancos. Por poner un ejemplo, Deimos marcó un hito en la historia de las autoflorecientes, ya que cuando surgió no había ninguna autoflorenciente que lograra una producción de 200 gramos por planta (por aquel entonces, lo normal era una producción de 50 gramos, aproximadamente). Por eso, Deimos fue recogida por muchos otros bancos para realizar a partir de ella sus propios cruces.
También nos gusta mucho Syrup. Es una planta compacta que no se hace excesivamente grande y tiene un sabor dulce muy especial.
Magnum es otro tipo de amor, son amores distintos. Si no nos gustaran todas las variedades no estarían en nuestro catálogo. Tenemos muchos otros desarrollos que no han terminado en el catálogo.
¿Habéis conseguido la genética perfecta a vuestro pensar, o todavía lucháis por ello?
No existe una genética perfecta. Las genéticas se adaptan a distintas condiciones, zonas y métodos de cultivo. Hay plantas que son idóneas para exterior en países con muchas horas de sol, y sin embargo para interior no son adecuadas. Si tienes un balcón tendrás que ser más discreto que si tienes un campo entre bosques. Si buscas más la producción, encontrarás genéticas que se adapten a esta necesidad, como nuestra variedad Kraken, que es idónea para gente que busque más cantidad en poco tiempo, y está demostrando mucha potencia. Las genéticas se adaptan a diferentes situaciones y circunstancias.
¿Tenéis pensado en un futuro, sacar nuevas genéticas? ¿Con qué queréis sorprender a vuestros seguidores?
Estamos trabajando muy ilusionados en Vesta, una nueva variedad autofloreciente compacta, rápida y muy productiva, gracias a sus ramificaciones laterales y sus cogollos de gran tamaño y peso.
Tenemos también un par de sorpresas, entre ellas una variedad púrpura no autofloreciente muy potente. Para hacer las cosas bien, es necesario tener tiempo, este es uno de los motivos de que nuestro catálogo tenga una lista limitada de variedades.
¿Semillas regulares, líneas puras, feminizadas o autoflorecientes?
No podemos decantarnos por unas u otras y por eso en nuestro catálogo no ofertamos únicamente autoflorecientes sino también regulares.
¿Cómo es el día a día de un breeder y/o fanático del cannabis?
Nuestro proceso de desarrollo de variedades es una labor de equipo, pese a que a nivel marketing se suele apoyar en la imagen del breeder estrella. Ni todo el trabajo se desarrolla en un mismo sitio ni por una misma persona. El desarrollo de variedades requiere la coordinación de muchos cultivadores, y gran parte de esta labor es de tipo administrativa. La selección de variedades es un trabajo organizativo que se lleva a cabo en un momento determinado del cultivo. El día a día de un breeder está totalmente alejado de la idea romántica que a veces se tiene: no nos ponemos un sombrero y vamos por ahí con el látigo a buscar las variedades del mundo, aunque sí trabajamos con muestras que nos envían nuestros colaboradores, o que obtenemos de algunos viajes, etc
El resultado es mejor cuanto mayor número de plantas se emplean para hacer las selecciones, e ir probando la descendencia de esos individuos. Para eso no sólo se necesitan breeders, sino también cultivadores, betatesters y cuantos más colaboradores mejor. Es imprescindible la diversificación, no podemos centrarnos en una sola persona y un solo cultivo.
¿Si tuvieseis que decidir qué tipo de cannabis prefieres cuál elegirías sativa, indica, híbridos…?
Dependiendo de para qué momentos o lugares, y para qué cosas. Si te duele mucho la espalda o no te puedes dormir, lo mejor es una índica. En cambio, para irse de fiesta es mucho mejor una sativa electrizante. Es como preguntarnos si tuviéramos que elegir un tipo de comida: varía en función de la hora del día (para el desayuno prefieres unas cosas, otras para el almuerzo y otras para la cena).
¿Qué personas del mundo cannábico recalcarías?
Un referente ineludible es sin duda Jorge Cervantes. Además, actualmente y a raíz de la legalización en algunos estados de EEUU ha surgido una nueva generación de científicos dedicados al cannabis y desconocidos para el gran público.
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