Un buen sustrato es fundamental para una buena cosecha: es el abono base para todo el ciclo de vida de la planta y proporciona los minerales necesarios para un crecimiento sano y una floración abundante.
Muchas opciones para los cultivadores
En el mercado se encuentran una barbaridad de opciones distintas y esto puede ser confuso. Pero ante la abundancia de información disponible y los atractivos anuncios de las marcas, conviene pararse a analizar cuál es el contenido real de los productos.
Cuando nos decantamos por un sustrato, no queremos que nos den gato por liebre: nuestra economía es importante y por eso buscamos la máxima calidad. Como sabéis, las plantas necesitan para su crecimiento el aporte de una larga lista de elementos químicos que se dividen en macroelementos y microelementos. Es vital cuidar el sustrato, ya que los fertilizantes añaden sustancias nutritivas al suelo, que tienden a agotarse ya que las plantas las absorben.
Los fertilizantes orgánicos o biológicos* nos exigen cuidar mucho la vida del terreno, que sea rico en bacterias, y de ahí la importancia de la elección de un buen sustrato. Provienen de fuentes orgánicas, suelen ser más bajos en nutrientes y de precio más elevado. Los amantes del cultivo eco pueden complementar estos abonos con sustratos biológicos: una buena opción para ello es mezclar guano de murciélago con la tierra y hacer un trasplante previo a la floración (siempre y cuando tu sustrato no incorpore guano en su composición). Para aquellos cultivadores que prefieran fabricar su propio sustrato, recomendamos elegirlo con base light (que lleva un bajo aporte de nutrientes) y posteriormente enriquecerlo. Toda la información aquí.
Mientras, los fertilizantes químicos o minerales* son más productivos y efectivos, pero de asimilación más lenta. Si te decantas por este tipo de fertilizantes debes tener en cuenta su alta concentración a la hora de escoger el sustrato porque podrías caer en el error de sobrealimentar la planta. También conviene considerar que estos abonos tienen el inconveniente si te excedes con ellos antes de la cosecha dejan un sabor perceptible por lo que conviene hacer lavados de raíces antes de cortar.
El sustrato que escojamos dependerá de nuestros objetivos y del tipo de sistema empleado para su cultivo. Por poner un ejemplo, el sustrato que tus plantas necesitan en los primeros días debe ser esponjoso y tener pocos nutrientes, para que las raíces los busquen impulsando su crecimiento. Para estimular el desarrollo radicular de la planta bastará con complementarlo con enraizadores o potenciadores de la raíz hasta que el producto se trasplante (las variedades autoflorecientes, no pueden permitirse perder estos dos o tres días del trasplante).
De la misma forma, si un cultivador tiene previsto utilizar gran cantidad de fertilizantes líquidos no deberá escoger un sustrato muy enriquecido y, por el contrario, si prevé un uso menor de estos productos es conveniente que escoja un sustrato enriquecido (los preparados comerciales están elaborados de forma que ni queman ni sobrealimentan plántulas o esquejes). Si deseas preparar tu propio sustrato, presta atención a la mezcla para no sobrefertilizar tus plantas, ya que el riesgo en ese caso es mayor que si optas por sustratos comerciales.
¿Cómo se elabora un sustrato?
Nos interesaba ver en directo cómo y dónde nace un sustrato comercial estándar y por eso hemos visitado una planta donde se fabrican fertilizantes españoles para cannabis.
Las materias primas son la base de un buen sustrato. En la planta se reciben las materias primas, naturales y de alta calidad: turbas bálticas, fibra de coco de la India, materia vegetal, arcilla expandida, humus de lombriz o torta de neem. Estos ingredientes se procesan con la maquinaria adecuada y las proporciones que se utilizan de cada uno varían según el producto.
Desde su recepción, la materia prima es tratada mediante un proceso automatizado que consta de tres fases atendiendo al tipo de maquinaria que se emplea. En la hidratadora de coco se esponjan y descompactan hasta alcanzar los niveles de hidratación y oxigenación óptimos. El resto de componentes –como por ejemplo las turbas o la perlita– se añaden en dos máquinas mezcladoras donde se homogenizan, se extraen y se descargan. La última fase se lleva a cabo en la envasadora, que deja los sacos de sustrato a punto para su inmediata distribución.
Estos productos pasan controles previos gracias a la implantación de un sistema de trazabilidad de las materias primas con el que se asegura previamente el cumplimiento de los estándares de calidad. Las mezclas son sometidas también a análisis periódicos en laboratorios independientes. Las marcas españolas realizan un constante esfuerzo para adaptarse a las constantes exigencias tecnológicas y normativas que requiere fabricar, comercializar y competir en Europa.
En la fábrica hemos asistido a la elaboración de un sustrato tipo, suficiente para alimentar a la planta al menos cuatro semanas antes de mostrar carencias. También puedes encontrar en el mercado sustratos más enriquecidos que pueden emplearse a lo largo de toda la etapa de crecimiento reduciendo de forma considerable el uso de otros fertilizantes adicionales. Tanto si te decantas por una u otra alternativa, es una buena práctica añadir también un complejo de bacterias, regándolo a continuación y dejándolo húmedo durante una semana antes de germinar las semillas, de manera que el sustrato se asiente y quede listo para acogerlas en condiciones.
* Más información sobre fertilizantes aquí